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Oh Dios, cuando saliste delante de tu pueblo, cuando marchaste por el desierto, Selah
             
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la tierra tembló; también los cielos gotearon ante Dios. Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.
             
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Abundante lluvia esparciste, oh Dios; a tu posesión exhausta reanimaste.
             
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Tu rebaño ha habitado en ella. Por tu bondad, oh Dios, has provisto para el pobre.
             
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El Señor da la palabra, y una gran hueste de mujeres anuncia la buena nueva:
             
            
    
    
    
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