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Extendió sus ramas hasta el mar, y hasta el Río sus renuevos.
             
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¿Por qué has roto sus cercas de modo que la vendimien todos los que pasan por el camino?
             
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El jabalí salvaje la devasta; las criaturas del campo se alimentan de ella.
             
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Oh Dios de los Ejércitos, vuelve, por favor; mira desde el cielo, considera y visita esta viña,
             
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la cepa que plantó tu diestra; el hijo que fortaleciste para ti.
             
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Está quemada con fuego; la han cortado. Perecen por la reprensión de tu rostro.
             
            
    
    
    
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