• Zacarías 11:4

    Así ha dicho el SEÑOR mi Dios: “Apacienta las ovejas destinadas al matadero,

  • Zacarías 11:5

    a las cuales matan los que las compran y no se sienten culpables. El que las vende piensa: ‘¡Bendito sea el SEÑOR, porque me he enriquecido!’. Ni sus pastores tienen lástima de ellas.

  • Zacarías 11:6

    Por tanto, dice el SEÑOR, no tendré más compasión de los habitantes de la tierra. He aquí, yo entregaré a los hombres, cada uno en mano de su prójimo y en mano de su rey. Así desmenuzarán la tierra y no los libraré de sus manos”.

  • Zacarías 11:7

    Apacenté, pues, las ovejas destinadas al matadero, a cuenta de los comerciantes de ovejas. Entonces tomé dos cayados; al uno le puse por nombre Gracia, y al otro, Vínculo. Y apacenté las ovejas.

  • Zacarías 11:8

    Eliminé a tres pastores en un mes. Mi alma se impacientó por causa de ellos y también el alma de ellos se hastió de mí.

  • Zacarías 11:9

    Entonces dije: “No los apacentaré más. ¡La que muere, que muera; la que se descarría, que se descarríe; y las que queden, que devore cada una a su compañera!”.

  • Zacarías 11:10

    Entonces tomé mi cayado Gracia y lo quebré para anular mi pacto que hice con todos los pueblos.

  • Zacarías 11:11

    En aquel día fue anulado; y los que comerciaban con ovejas y que me observaban, reconocieron que era palabra del SEÑOR.

  • Zacarías 11:12

    Y les dije: “Si les parece bien, denme mi salario; y si no, déjenlo”. Y pesaron por salario mío treinta piezas de plata.

  • Zacarías 11:13

    Entonces el SEÑOR me dijo: “Échalo al tesoro. ¡Magnífico precio con que me han apreciado!”. Yo tomé las treinta piezas de plata y las eché en el tesoro, en la casa del SEÑOR.

  • Zacarías 11:14

    Y quebré luego mi segundo cayado Vínculo para romper la fraternidad entre Judá e Israel.

  • Zacarías 11:15

    Entonces el SEÑOR me dijo: “Toma además la bolsa de un pastor insensato,

  • Zacarías 11:16

    porque he aquí yo levanto en la tierra a un pastor que no atenderá a la descarriada ni buscará a la perdida ni curará a la perniquebrada. No mantendrá a la que está en pie, sino que se comerá la carne de la engordada y romperá sus pezuñas.

  • Zacarías 11:17

    ¡Ay del pastor inútil que abandona el rebaño! La espada hiera su brazo y su ojo derecho. Séquese del todo su brazo y oscurézcase por completo su ojo derecho”.

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