Hablo como a sabios; juzgad lo que digo.

Apelan a su propio juicio para sopesar el argumento, a saber, que como participar de la cena del Señor implica participar del Señor mismo, y participar de las carnes de sacrificio judías implicaba participar del altar, y como los paganos prácticamente sacrifican a los demonios, participar de una fiesta de ídolos, con la creencia en los ídolos como entidades, es tener comunión con los demonios. No podemos despojarnos de la responsabilidad de "juzgar" por nosotros mismos.

La debilidad del juicio privado no es un argumento en contra de su uso, sino de su abuso. Debemos escudriñar con mayor diligencia la Palabra infalible, con toda ayuda, sobre todo con la oración, en busca de la enseñanza del Espíritu. Si un apóstol inspirado no sólo permite, sino que exhorta a los hombres a juzgar sus dichos por la Escritura, mucho más deberían hacerlo ahora los ministros falibles.

A los sabios - refiriéndose irónicamente al alarde corintio de "sabiduría". Aquí tienes la oportunidad de ejercitar tu 'sabiduría'.

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