Pero Naamán se enojó y se fue, y dijo: He aquí, pensé: Ciertamente saldrá a mí, y se pondrá de pie, e invocará el nombre de Jehová su Dios, y pasará su mano sobre el lugar, y recuperará el leproso.

Golpee su mano sobre el lugar, es decir, muévala sobre las partes enfermas de su cuerpo. Antiguamente, y aún continúa siendo, una superstición muy frecuente en Oriente, que la mano de un rey, o una persona de gran reputada santidad, tocando o pasando sobre una llaga, la sanará.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad