Vosotras, hijas de Israel, llorad por Saúl, que os vistió de escarlata, con otras delicias, que os puso adornos de oro en vuestros vestidos.

Hijas de Israel. La referencia es a las bandas de mujeres jóvenes, pertenecientes a las ciudades de Israel, que acudían en gran número a recibir al general y a su ejército victorioso a su regreso de una guerra, y celebraban sus galantes hazañas con gritos de júbilo, recibiendo como recompensa parte del botín, en forma de vestidos festivos y diversos adornos.

Te vestían de escarlata, con otros deleites... La afición por el vestido que antiguamente distinguía a las mujeres orientales sigue siendo su característica. Aparece en su amor por los colores brillantes, alegres y diferentes, en el despliegue profuso de adornos y en otras formas diversas.

Los sentimientos más profundos del poeta se agitan, y su amable disposición aparece en el fuerte deseo de celebrar las buenas cualidades de Saúl, así como de Jonatán. Pero las alabanzas a este último constituyen el peso del poema, que comienza y termina con ese excelente príncipe.

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