Acuérdate, y no olvides, cómo provocaste a la ira a Jehová tu Dios en el desierto; desde el día en que saliste de la tierra de Egipto, hasta que llegaste a este lugar, has sido rebelde contra Jehová.

Acuérdate... de cómo provocaste al Señor. Para desalojar de sus mentes cualquier idea presuntuosa de su propia justicia, Moisés repasa sus actos de desobediencia y rebelión, cometidos con tanta frecuencia, y en circunstancias de tan terrible e impresionante solemnidad, que habían perdido todo derecho al favor de Dios. La franqueza y la audacia con la que dio, y la paciente sumisión con la que el pueblo soportó, su recital de acusaciones tan desacreditadas para su carácter nacional, ha sido a menudo apelada como una de las muchas evidencias de la verdad de esta historia.

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