Porque en la multitud de sueños y muchas palabras hay también diversas vanidades: pero teme tú a Dios.

Porque en la multitud de sueños... (hay)... vanidades,... - (Nota.) El servicio de Dios, que debería ser nuestro principal bien, se convierte en "sueños" (fantasías tontas en cuanto a los requisitos de Dios para nosotros en la adoración) y "palabras" aleatorias, en "vanidad" positiva. El remedio es, "Temed a Dios", entonces no hablarás ni prometerás nada que no quieras sinceramente.

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