Y si alguno hiriere el ojo de su siervo, o el ojo de su sierva, que perezca; lo dejará libre por causa de su ojo.

Si alguno hiere el ojo de su siervo... lo dejará libre... De la equidad general de estas leyes se puede inferir que esta disposición no se limitaba, como algunos piensan, sólo a los siervos israelitas, sino que era destinado también al beneficio de los esclavos extranjeros; de lo contrario, su influencia benéfica sobre la conducta de los amos irritables y tiránicos se vería muy disminuida. Su liberación fue una justa compensación a los sirvientes por el daño sufrido; y aunque se especifican un ojo y un diente, sin embargo, como uno es el órgano principal y el otro una pequeña parte del cuerpo, todos los demás miembros deben considerarse como incluidos en la amplia gama del acto.

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