Cuando Moisés salió hacia el tabernáculo, todo el pueblo se levantó y se puso cada uno a la puerta de su tienda, y miró en pos de Moisés, hasta que éste entró en el tabernáculo.

Todo el pueblo se levantó y se puso de pie. Su remoción produjo una profunda y universal consternación; y es fácil concebir cuán ansiosamente se dirigirían todas las miradas hacia él; cuán rápidamente se propagaría la feliz inteligencia, cuando se presenciara un fenómeno del cual pudiera fundarse una alentadora esperanza.

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