E iban cada uno por su camino: adonde el espíritu había de ir, ellos iban; y no se volvían cuando iban.

Iban todos en línea recta.  La repetición se debe a que a los hombres nos cuesta tanto reconocer la sabiduría de las obras de Dios: nos parecen tortuosas y confusas; pero todas tienden firmemente a un mismo fin.

Hacia donde había de ir el espíritu - el impulso secreto por el cual Dios mueve a sus ángeles hacia el fin designado. No retroceden ni se apartan hasta que han cumplido la misión que se les ha asignado.

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