Ahora bien, sucedió en el año treinta, ya sea de la vida del Profeta o de algún período o era que ya no se puede determinar definitivamente, en el cuarto mes, en el quinto día del mes, ya que yo estaba entre los cautivos por el río de Quebar, porque, habiendo sido llevado al cautiverio con Joaquín, se instaló cerca de este arroyo, que pudo haber sido una de las grandes acequias de irrigación del valle del Éufrates, donde se abrieron los cielos, y vi visiones de Dios, el mismísimo En la primera frase de su libro, enfatizando así la autorización divina de Ezequiel, estaba en un estado de éxtasis, durante el cual se le concedieron revelaciones divinas, en oposición a cualquier visión de su propio corazón, las fantasías vacías de los falsos profetas.

Nótese que Ezequiel nombra el año treinta, siendo este en el que los sacerdotes asumieron los deberes de su oficio. Así que aquí Dios preparó a Su siervo, no por una alucinación irreal, sino por una manifestación real, para el ministerio en el que iba a testificar de la Palabra que le fue dada a conocer. La hora se especifica ahora con más detalle con referencia a una fecha conocida.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad