Luego me dijo: ¿Has visto esto, oh hijo de hombre? ¿Es cosa pequeña para la casa de Judá cometer las abominaciones que cometen aquí? Porque han llenado la tierra de violencia y han vuelto a provocarme a ira. Y he aquí que ponen la rama ante sus narices.

Y han vuelto a provocarme a ira, y he aquí que ponen la rama ante sus narices: esto es proverbial, porque "se muestran altivos y desafiantes", expresando su insolente seguridad. (Septuaginta). No satisfechos con violar "con su violencia" la segunda tabla de la ley, es decir, la del deber hacia el prójimo, "han vuelto" (es decir, han regresado de nuevo) para provocarme con violaciones de la primera tabla (Calvino). Más bien, sostenían una rama o un manojo de ramas de tamarisco (llamado barsom) ante sus narices al amanecer, mientras cantaban himnos al sol naciente (Estrabón, 1:15, p. 733). Los árboles sagrados eran símbolos frecuentes en el culto idolátrico. Calvino traduce como "para su propia ruina", literalmente "a su propia nariz", es decir, con el efecto de provocar mi ira (de la cual la palabra hebrea es "nariz") para su ruina.

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