Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; fugitivo y vagabundo serás en la tierra.

Un fugitivo y un vagabundo, condenado al destierro perpetuo; un marginado degradado, la víctima miserable de una conciencia acusadora. La Septuaginta traduce estas palabras por stenoon, kai tremoon suspirando y temblando, como completamente paralizado por la constante aprensión de la muerte. Pero la versión en inglés está más de acuerdo con el contexto. Agustín observó la llamativa analogía entre la condenación de Caín y la de los judíos obstinados e incrédulos, quienes, como Caín, mataron a su hermano.

Ahora su destino ha sido como el suyo: el de los errantes cansados ​​e inseguros sobre la tierra durante 18 siglos ( Deuteronomio 28:16 ; Deuteronomio 28:25 ; Deuteronomio 28:66 ).

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