Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra,

Y ahora, Señor, mira sus amenazas. Considerando las amenazas del Sanedrín como una declaración de guerra de los poderes combinados del mundo contra su causa incipiente, no buscan, con un espíritu de acalorado entusiasmo, ocultarse a sí mismos su posición crítica, sino que con calma piden al Señor del cielo y la tierra para 'mirar sus amenazas'.

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