¿A quién, pues, compararéis a Dios? ¿O a qué semejanza le compararéis?

¿A quién, pues, compararéis a Dios? ¿Cuál de los ídolos paganos, entonces, se debe comparar con este Dios Todopoderoso? Este pasaje, si no fue escrito, como piensa Barnes, tan tarde como los tiempos idólatras de Manasés, tiene al menos una posible referencia de advertencia para ellos y los reinados subsiguientes. El resultado del castigo de la idolatría judía en el cautiverio babilónico fue que desde entonces, después de la restauración, los judíos nunca cayeron en ella. Sin duda, estas profecías aquí tendían a ese resultado (ver).

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