Ciertamente, después que me convertí, me arrepentí; y después que fui instruido, me golpeé el muslo; me avergoncé, y aun me confundí, porque llevaba el oprobio de mi juventud.

Después que me convertí, me arrepentí - el arrepentimiento en el sentido completo sigue, no precede, nuestro ser convertido a Dios por Dios. El "mirar a Aquel a quien traspasaron" de los judíos resultará en su "llanto por Él". El arrepentimiento es la lágrima que brota del ojo de la fe vuelto a Jesús. Él mismo la da; nosotros no nos la damos a nosotros mismos, sino que debemos acudir a Él por ella.

Después fui instruido - hecho para aprender por el castigo. El Espíritu de Dios obra a menudo por medio de las correcciones de Su providencia.

Me golpeé el muslo. Una señal de indignado remordimiento, vergüenza y dolor, a causa de su pasado, golpeé mi muslo -  Una señal de indignado remordimiento, vergüenza y dolor, a causa de su pecado pasado.

Porque llevé el oprobio de mi juventud - `porque las calamidades que llevé fueron el justo castigo de mi escandaloso desenfreno contra Dios en mi juventud', en alusión a los ídolos erigidos en Dan y Betel inmediatamente después de que las diez tribus se rebelaran de Judá. Su sentimiento de vergüenza demuestra que ya no se deleita en su pecado.

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