Circuncidaos para el SEÑOR, y quitad los prepucios de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén, para que mi furor no salga como fuego y arda sin que nadie pueda apagarlo a causa de la maldad de vuestras obras.

Circuncidaos para el Señor... Quitad el prepucio de vuestro corazón - quitad la corrupción natural de vuestro corazón. (Aludiendo a, "Circuncida ... el prepucio de tu corazón;" 30:6; Romanos 2:28 ;.)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad