Circuncidaos al Señor y quitaos los prepucios de vuestro corazón, la corrupción natural que obstaculizaba gravemente la actitud adecuada hacia el Señor, Cf Deuteronomio 10:16 ; Deuteronomio 30:6 ; Romanos 2:29 ; Colosenses 2:11 , varones de Judá y habitantes de Jerusalén, se les Colosenses 2:11 un sincero arrepentimiento, no sea que mi furor salga como fuego y arda sin que nadie pueda apagarlo por la maldad de vuestras obras.

Así como el Señor requirió la circuncisión del corazón en aquellos días además de la circuncisión del cuerpo, así Él insiste en el bautismo con el Espíritu en nuestros días, para que no lo ofendamos con la falta de sinceridad.

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