El incienso que quemáis en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes y el pueblo de la tierra, ¿no se acordó Jehová de ellos, y no entró en su mente?

El incienso que quemáis... ¿no se acordó el Señor? Jeremías admite que hicieron lo que dijeron, pero en respuesta pregunta: ¿No pagó Dios sus propias malas acciones? Su propia tierra en su presente desolación atestigua esto, como se predijo (18:38).

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