Vosotros que habéis escapado de la espada, marchaos, no os detengáis; acordaos de Jehová desde lejos, y dejad que Jerusalén venga a vuestra mente.

Vosotros que habéis escapado de la espada , es decir, de los medos. Tan grande será la matanza que incluso algunos del pueblo de Dios estarán involucrados en ella, como lo merecían.

Acordaos del Señor desde lejos , aunque seáis desterrados lejos de donde antes solíais adorar a Dios.

Deja que Jerusalén venga a tu mente: mientras estés en el exilio, recuerda tu templo y tu ciudad, para preferirlos a todo el resto del mundo dondequiera que estés.

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