Él les respondió: Ya os lo he dicho, y no oísteis; ¿por qué lo volveríais a oír? ¿Seréis también vosotros sus discípulos?

Él les respondió: Ya os lo he dicho, y no oísteis; ¿por qué lo volveríais a oír? ¿Seréis también vosotros sus discípulos? En una vena de aguda ironía, trata sus preguntas como preguntas ansiosas, ¡casi listas para el discipulado! Molestos por esto, replicaron sobre él como el discípulo (y aquí claramente no estaban equivocados): ellos mismos, recurrieron a Moisés, sobre él no podía haber duda, pero ¿quién sabía acerca de este advenedizo?

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