Consumado es el castigo de tu iniquidad, hija de Sión; nunca más te llevará cautiva; visitará tu iniquidad, hija de Edom; descubrirá tus pecados.

El castigo de tu iniquidad se ha cumplido, oh hija de Sión -  Ya has sido castigada bastante; el fin de tu castigo está cerca.

No te llevará más al cautiverio - es decir, por los caldeos. Los romanos los llevaron posteriormente. Por lo tanto, el pleno cumplimiento de esta profecía debe referirse a la restauración final de los judíos. Él descubrirá tus pecados - por la severidad de Sus castigos sobre ti.

Oh hija de Edom - Dios hará ver a los hombres cuán grande fue tu pecado. Dios 'cubre' el pecado cuando lo perdona. Lo 'descubre' o 'revela' cuando lo castiga. muestra que el margen está equivocado, 'llevar cautivo' (esta traducción es como en , el margen, 'descubrió').

Observaciones:

(1) ¡Cómo el pecado puede empañar y opacar el brillo del "oro más fino"! Incluso "las piedras del santuario" no están exentas de los poderes ruinosos de la corrupción. Las más excelsas facultades intelectuales, los dones más excelentes, personales y externos, y aun los mayores privilegios espirituales, como los que poseían Judá y Jerusalén, no dan inmunidad contra la ira fulminante de Dios, cuando sus favorecidos dueños los profanan en la carnalidad en vez de consagrarlos a Dios. Puesto que "los preciosos hijos de Sión", destinados a ser vasos del Señor, profanan su "oro" en la terrenalidad, no es sino justo que Dios los trate como "cántaros de barro", y los haga pedazos como vasija de alfarero.

(2) Los hombres no creerán posible que tales juicios alcancen al mundo apóstata como predice la Escritura, del mismo modo que "no habrían creído que el adversario entrase por las puertas de Jerusalén". Sin embargo, como esto último ha sucedido, y "un fuego ha devorado los cimientos de Sión", "por los pecados de sus profetas y de sus sacerdotes, que han derramado la sangre de los justos en medio de ella", así el cielo material "pasará con gran estruendo, y los elementos se fundirán con ardiente calor, la tierra también y las obras que hay en ella serán quemadas" en el venidero "día del Señor"; "porque "los cielos y la tierra que ahora están, por la misma palabra están guardados, reservados al fuego para el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos".

(3) Cuando Israel se contaminó, se hundió a una profundidad de degradación inferior a la del mismo pagano. Cuán humillante debió de ser para el orgullo religioso de los judíos el que incluso los gentiles, de cuyo contacto se habían apartado en otro tiempo como si estuviera calculado para contaminarlos, ahora, a su vez, se apartaran del contacto de los judíos, como de personas que se hubieran contaminado con sangre. Dondequiera que iban, se les dirigía el mismo grito de repulsa: "Apartaos, apartaos"; de modo que vagaban como el "ciego" a tientas en la oscuridad, y no podían encontrar un lugar de estancia pacífica, ni descanso para las cansadas plantas de sus pies en su exilio entre los paganos. Así, cuando la Iglesia cristiana, o algunos de sus miembros, se degradan con impurezas espirituales, el mismo mundo, cuyo favor han cortejado a costa de perder el favor de Dios, los desprecia.

(4) Pero la gracia de Dios ha puesto fin a las aflicciones de Sión, cuando se ha cumplido el castigo determinado por Dios. Pronto cesará el regocijo de sus enemigos por su caída, y sobrevendrá su propio castigo duradero. No seamos contados entre los últimos, cuyos pecados serán 'descubiertos', sino más bien con aquellos cuya transgresión es perdonada, y cuyo pecado es cubierto. Afligámonos por Jerusalén en su actual estado caído, y oremos por su restauración; y procuremos que, como el Israel de Dios creyente espiritualmente, le ministremos el pan de vida que Dios en Cristo nos ha dado tan bondadosamente a nosotros mismos.

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