y se postró sobre su rostro a sus pies, dándole gracias; y era samaritano.

y se postró sobre su rostro a sus pies, dándole gracias; y era samaritano. Mientras rendía su tributo a Aquel de quien procede todo don bueno y perfecto, al mismo tiempo daba gracias a la Mano misteriosa y benéfica por la que se realizó la curación. Y como estos hombres deben haber tenido su fe encendida por las maravillas reportadas de Su mano en otros como ellos, sin duda vieron en Jesús lo que hicieron los samaritanos de Sicar - "el Cristo, el Salvador del mundo", por imperfectas que sean sus concepciones.

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