Y él le dijo: Tus pecados te son perdonados.

Y él le dijo: Tus pecados te son perdonados - una seguridad no buscada de lo que ella había sentido, en verdad, en la simple apropiación para sí misma de las primeras palabras de gracia que había oído, no sabemos dónde, pero cuán preciosas, ahora que ¡esos benditos Labios se lo dirigieron a sí misma!

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