Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos.

Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos. Enesta reiteración del nombre fue más bien una exclamación de sorpresa: aquí se trata de un lastimero grito de urgencia, rayano en la desesperación. ¡Ay! ahora por fin sus ojos están bien abiertos y se dan cuenta de todas las consecuencias de su locura pasada.

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