Además, que el alma esté sin conocimiento, no es bueno; y el que se apresura con los pies peca.

Además, (que) el alma esté sin conocimiento, (no es) bueno. "El alma" es un don escogido de Dios; pero si es "sin conocimiento" de la piedad, el fin correcto de la acción y la guía correcta para ese fin, todos los demás bienes no son buenos para él. Las riquezas, los honores, etc., le hacen más mal que bien. Sin el conocimiento de Dios, sus obras y su voluntad, para guiar el alma, ésta se embrutece y conduce 'los pies' al 'no bien' sino al 'pecado', como dice la segunda cláusula.

Y el que se apresura con los pies peca, o 'pierde su objetivo' (hebreo, chowTee' ( H2398 )), el objetivo que buscaba con prisa. 'Apresurarse con los pies' es actuar "sin conocimiento", a lo que, en la primera cláusula, corresponde. Así como "el alma" es la causa o fuente de las acciones, los "pies" son el instrumento de las acciones.

Así como la falta de verdadero "conocimiento" en "el alma" es la causa, así "apresurarse con los pies" es el mal efecto, que termina en "pecado". La ignorancia y la precipitación son muy afines. El precipitado no conoce la cosa, el tiempo, el lugar, las personas o los medios correctos.

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