El justo que cae delante del impío es como fuente turbulenta y manantial corrompido. El justo que cae delante del impío es como fuente turbulenta y manantial corrompido.

Un hombre justo que cae ante el impío (es como) una fuente turbulenta. El justo, al dejar de reprender al impío por temor o favor, no sólo cae él mismo, sino que perjudica a otros con su ejemplo. El que había sido antes como una fuente límpida, o "pozo de vida", para limpiar, refrescar, sanar a otros, ahora deja de derramar consejos puros. Gejer lo toma de la caída del justo por la opresión de los impíos. Pero la comparación con "un manantial corrupto" implica degeneración más que opresión.

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