Mi celo me ha consumido, porque mis enemigos se han olvidado de tus palabras.

Mi celo me ha consumido porque mis enemigos han olvidado tus palabras, no por falta de memoria, sino actuando voluntariamente como si no las recordaran. Esto me aflige y me consume más que los males que de ellos padezco. '¿Quién en nuestros días se tortura a sí mismo por los males y pecados públicos?' (Muis.)

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