Y no quites completamente de mi boca la palabra de verdad; porque en tus juicios he esperado.

Y no quites completamente de mi boca la palabra de verdad; no quites de mí, al retener tu liberación salvadora ("salvación",), la capacidad de dar una "respuesta" verdadera, a "el que me afrenta". La palabra de verdad, o la verdadera respuesta al enemigo, es poder demostrar con hechos que Dios cumple su promesa de ayudar a sus hijos en apuros. 'No sólo no lo saques de mi corazón, sino ni siquiera de mi boca: concédeme que lo que realmente creo lo pueda confesar libremente' (Rivetus).

Porque en tus juicios he esperado; en ti he puesto mi esperanza, en medio de mis pruebas, para que con tus juicios justifiques mi causa, como lo has hecho siempre con los que en ti confían.

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