Vengan también a mí, oh SEÑOR, tus misericordias, tu salvación, según tu palabra.

Vengan también a mí tus misericordias, oh Señor, (incluso) tu salvación, según tu palabra. Así tendré con qué responder al que me afrenta. El don de esta "salvación", a través de tus tiernas "misericordias", será la mejor respuesta práctica para aquellos que me "reprochan" por mi aparente rechazo de tu favor.

Porque confío en tu palabra.

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