Dios ... nos consoló con la llegada de Tito, y con la alegre noticia que me trajo, de la sumisión y arrepentimiento del hombre incestuoso, y del buen estado en el que te encuentras, de tu sincero deseo de verme. Ahora no tengo ninguna razón para arrepentirme, porque le escribí con bastante dureza; Aunque mi carta te inquietó, por la preocupación en la que estabas a causa del hombre incestuoso, sin embargo, tanto su dolor como el tuyo por él, se volverán hacia él y tu mayor ventaja, con un arrepentimiento duradero, como un verdadero dolor. produce, cuando es de Dios.

Veo los buenos efectos, por la disculpa o la defensa que se hacen a sí mismos, por su celosa indignación, [2] y, por así decirlo, por la venganza contra el pecado, etc. (Witham)

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