Ahora deseo, etc. De ahí que parezca que lo que fue en verdad el mayor obstáculo para la propagación de la religión cristiana, finalmente resultó ser el método más directo para extenderla. San Pablo no fue menos celoso en la cárcel y encadenado que cuando trabajó sin obstáculos en sus designios: ¡cuánto al revés es la conducta de nuestros últimos reformadores!

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