Versículo 12. Que las cosas que me sucedieron... San Pablo estaba en este tiempo preso en Roma, y ​​parece probable que ya había sido llamado para hacer una defensa por sí mismo, y vindicar las doctrinas del Evangelio; y esto se le había permitido hacer de tal manera que el honor del Evangelio había sido grandemente promovido por él. Como los filipenses lo amaban mucho, consideró correcto darles esta información relativa a su estado, y cómo Dios había convertido sus ataduras en beneficio de la causa por la cual estaba atado.

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