Los ritos de los sacrificios. Los sacerdotes, como nos cuenta, entraban todos los días, es decir, por turnos, (ver Lucas i. 5) para hacer la ofrenda de incienso por la mañana y por la noche, también para cambiar los panes, cuidar las lámparas, etc. Pero no debemos pensar que ofrecieron en ese lugar víctimas u holocaustos de ovejas, corderos, bueyes, etc. Esto no se hizo en ninguna parte del santuario, ni antes ni después de la construcción del templo, sino en un lugar o atrio contiguo al tabernáculo, sobre un gran altar de cinco codos de largo y otros tantos de ancho. Ver Éxodo xxvii. y xxxviii. (Witham)

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