Viva. Este accidente, que dio lugar a un gran milagro, fue ordenado por la providencia particular de Dios, para confirmar la predicación de san Pablo y para fijar más profundamente en el corazón de sus discípulos las palabras de su querido Maestro, quien solo los iba a dejar. Admira también la solicitud del apóstol por la salvación de su prójimo, al prolongar sus instrucciones durante toda la noche que precedió a su partida. (Denis el Cartujo)

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