¿Qué tan grande es el poder del Espíritu Santo? De una mente malvada saca las palabras de la profecía. ¡Y cuán grande es el poder atribuido a la dignidad pontificia! Porque Caifás, habiendo llegado a ser sumo sacerdote, aunque indigno de esa dignidad, profetiza, sin saber realmente lo que dice. El Espíritu Santo solo usa su lengua, pero no toca su corazón pecaminoso. (San Juan Crisóstomo, hom. Lxiv. En Joan.)

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