Después de que nuestro Salvador dio a sus apóstoles esta forma de oración, sabiendo que los hombres la recitarían con descuido y negligencia, y luego, por no ser escuchados, desistirían, aquí enseña a evitar esta pusilanimidad en la oración; la perseverancia en nuestras peticiones es lo más ventajoso. (San Cirilo en Santo Tomás de Aquino)

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