Y lo llamó, etc. Tales son las palabras que nuestro Señor nos dirige a diario. Diariamente vemos personas igualmente sanas y propensas a vivir como nosotros, repentinamente convocadas por la muerte, para dar cuenta de su mayordomía. Feliz convocatoria al siervo fiel, que tiene motivos para confiar en su fiel administración. No así para el mayordomo infiel, cuyas actividades son terrenales: la muerte es verdaderamente terrible para él, y su salida está llena de dolor. Totalmente golpeado por estas palabras, "ahora ya no puedes ser mayordomo", dice dentro de sí mismo, ¿qué haré? (Santo Tomás de Aquino)

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