Esto puede explicarse en un sentido más general de la persecución del Anticristo, que será terrible más allá de toda descripción y se ejecutará en todas partes del mundo. Sin embargo, el tiempo que se les permitió a él ya sus agentes malvados pisotear la ciudad santa (Apocalipsis xi. 2), es decir, la Iglesia de Cristo, no se extenderá más allá de cuarenta y dos meses, o tres años y medio. Este espacio de tiempo que Cristo ha apartado para purificar su Iglesia y probar a sus siervos; y por tanto les permite caer bajo el poder de este despiadado tirano; y le fue dado, dice S.

Juan, hablando de este evento, para hacer guerra contra los santos y vencerlos. (Apocalipsis xiii. 7.) El profeta Daniel nos amonesta de lo mismo: (vii. 21.) Vi, dice él, y he aquí que el cuerno (Anticristo) hizo la guerra contra los santos, y prevaleció contra ellos; y hablará palabras contra el Altísimo, y aplastará a los santos del Altísimo ... y serán entregados en su mano hasta un tiempo, y tiempos y medio tiempo, (Daniel vii.

25.) es decir, un año, dos años y medio año, o tres años y medio, lo mismo con San Juan. (Pastorini, p. 327 y 8.) --- San Agustín, hablando de este terrible período, dice: esta persecución será la última; sucederá hacia la proximidad del juicio final, y caerá sobre la Iglesia en todas partes del mundo; es decir, toda la ciudad de Cristo será perseguida por toda la ciudad del diablo, hasta donde ambas se extiendan sobre la tierra.

(De civit. Lib. Xx. Cap. Xi.) Pero nuestro Salvador pondrá fin a estas calamidades a causa de sus elegidos, que no quieren que sean tentados por encima de sus fuerzas; porque él mismo descenderá del cielo y, como nos dice San Pablo, matará al impío, el Anticristo, con el aliento de su boca, y lo destruirá con el resplandor de su venida.

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