Con respecto a las personas. Este respeto parcial de las personas es condenado varias veces tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Santiago habla aquí de ello como se cometía en las asambleas, por lo que muchos entienden las reuniones de los cristianos, en [1] sinagogas y lugares donde celebraban el Servicio Divino, o se reunían para celebrar la fiesta caritativa, llamada Ágape. Otros lo exponen de reuniones donde se juzgaban causas.

Si se refiere a las reuniones de la Iglesia, el apóstol podría tener una razón aún mayor para condenar tal parcialidad en ese momento que en el presente; porque cuando la clase de gente más pobre, de la cual era el mayor número de conversos, se veía tan descuidada y despreciada, y cualquier hombre rico cuando llegaba allí tan acariciado y honrado, esto podría resultar un desaliento para la clase de gente más humilde, y un obstáculo para su conversión.

Pero si lo exponemos de reuniones en las que se juzgaban causas entre ricos y otros de condición inferior (exposición que parece favorecer el texto), la falta puede ser aún mayor, cuando los jueces dictan sentencia a favor de grandes y ricos, predispuestos a ello por la injusta consideración que tenían por los hombres ricos y poderosos. Esta fue una transgresión de la ley: (Levítico xix. 15.) No respetes la persona del pobre, ni honres el rostro de los poderosos.

Pero juzga a tu prójimo con justicia. Ver también Deuteronomio i. 17. (Witham) --- Respeto, etc. El significado es que en asuntos relacionados con la fe, la administración de los sacramentos y otras funciones espirituales en la Iglesia de Dios, no debe haber respeto por las personas, sino que las almas de los pobres deben ser consideradas tanto como las de los ricos. ([¿Deuteronomio?] Cap. I. 17) (Challoner)

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