Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es, Jehová el Uno. El Señor de Israel es el Dios absoluto, y no hay otro. Con estas palabras Moisés abre la exposición y la inculcación de los preceptos del Señor; porque a menos que el adorador entregue todo su corazón y su mente únicamente a este Dios, no podrá realizar Su voluntad.

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