Y cuando pasé junto a ti y te vi contaminado con tu propia sangre, completamente abandonado y revolcándose en su propia sangre, como si la aplastara, te dije cuando estabas en tu sangre, en lo más profundo de la degradación y la miseria: Vivir; sí, te dije cuando estabas en tu sangre: Vive, la repetición de las palabras tranquilizadoras sirve para poner el mayor énfasis en la misericordia de Jehová.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad