Y tú, hijo de hombre, toma un cuchillo afilado, una espada como la que se usa en la guerra, toma una navaja de barbero, la espada misma se usa como la navaja de un barbero, y haz que pase sobre tu cabeza y sobre tu cabeza. tu barba, aquí Ezequiel representando a Jerusalén sitiada y su afeitado los severos apuros en los que la capital se encontraría en breve; luego tomar la balanza para pesar, como símbolo de la justicia divina, y dividir el cabello.

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