Tus aparejos están sueltos, Jerusalén es considerada un barco cuyos cables y aparejos han sido desgarrados por vientos adversos; no podían reforzar bien su mástil, porque el mástil no tenía agarre sin los cables, no podían desplegar la vela, por la misma razón, quedando así su embarcación prácticamente a merced del viento y las olas. Entonces se reparte la presa de un gran botín, se reparte inmenso botín, en el mismo momento del mayor desamparo el Señor concede la victoria; los cojos toman la presa, los mismos lisiados pueden compartir el botín.

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