Ahora, pues, te ruego que ofrezcas garantías, dando suficiente garantía, y así entrando en una apuesta, a mi señor, el rey de Asiria, y te daré dos mil caballos, si por tu parte puedes poner jinetes. sobre ellos. En otras palabras, Rabsaces quería apostar al rey de Judá que no podía producir dos mil hombres entrenados para servir en la caballería de un ejército.

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