Pero él, reprendiéndola duramente por su falta de confianza en la bondad de Jehová, le dijo: Tú hablas como habla una de las mujeres insensatas, de una manera impía y sin Dios, que él, como sus palabras implican, no habría esperado. de ella. ¿Qué? ¿Recibiremos el bien de la mano de Dios, y no recibiremos, aceptaremos y soportaremos voluntariamente el mal? En todo esto Job no pecó con sus labios. Si había una tentación de murmurar en el corazón de Job, hasta ahora la había combatido.

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