Sin embargo, los hombres, no queriendo cumplir la sugerencia del profeta, remaron duro para traerla a tierra, es decir, probaron todo lo que sabían en la línea de marinería para romper las olas que encerraban el barco; pero no pudieron, porque el mar se movía y era tempestuoso contra ellos, de modo que no podían avanzar contra las olas.

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