Tal comportamiento está de acuerdo con la verdadera naturaleza de los cristianos: para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; porque hace salir su sol sobre malos y buenos, y que llueve sobre justos e injustos

llegar a ser y ser verdaderamente hijos de Dios, poseer y exhibir la semejanza del Padre celestial. Debido a que Su corazón está lleno de bondad para con todas sus criaturas, porque Él no hace distinción entre justos e injustos, entre buenos y malos en Su providencia, ellos participarán de la naturaleza de su Padre. Porque con absoluta imparcialidad, y sin referencia al carácter individual, ya sea que la mezquindad o la generosidad sean más evidentes, Él hace que Su sol salga y envíe Su lluvia.

De la misma manera, no debe haber indiferencia ni ignorancia, sino preocupación sincera y benevolencia bondadosa en los corazones de aquellos que se esfuerzan sinceramente por parecerse al gran Amigo y Benefactor de arriba.

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