el Dios de los humildes

1 Samuel 2:1

La canción de Ana fue para inspirar a David, la Virgen-Madre y a muchos otros a cantar himnos de alabanza. Así, el canto de un pájaro hará sonar todo el bosque con el juglar de un coro emplumado. ¡Nosotros también cantaremos algún día! Dios convertirá las aguas de nuestras lágrimas, que llenan las tinajas hasta el borde, en vino de alegría. Tú también, amigo mío, algún día tomarás tu arpa de los sauces y sacarás de ella música que recorrerá el mundo para conmover los corazones tristes de los hombres.

¡Cuán lleno del Señor es el cántico! El corazón desbordado atribuye su arrebato a la Roca de las Edades. Él salva; El es santo; Él sabe; Pesa; Mata y da vida; Él hace descender al sepulcro y subir; Él reivindicará nuestra confianza. No prevalecemos con la fuerza, sino entregándonos en sus manos. Dios responde nuestras oraciones a fondo. Los dones que vienen de arriba son buenos y perfectos. Madre desconsolada, tu pequeño hijo sigue siendo tuyo, ¡aunque oculto a tus ojos! ¡Trate de pensar en su amado como ministrando al Señor en el templo eterno!

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad